El Poder de la Conexión

Como Mercadóloga, dediqué gran parte de mi vida persiguiendo una carrera internacional olvidando cuidar de mi salud. Después de 15 años de arduo esfuerzo, altas horas de trabajo y una dependencia en el azúcar para obtener energía, me quemé. Estaba desconectada de mi cuerpo, estresada y con un sistema digestivo colapsado que poco después cobró mi salud mental. Ninguno de los médicos a los que acudí pudo ayudarme mas allá de “tratar” los síntomas.

Pero sabía que, si mi cuerpo había sido perfectamente diseñado, debía existir una forma de sanar. En esa búsqueda decidí abandonar mi carrera y mudarme a California cerca de una de las poblaciones más longevas y saludables del mundo donde conocí a un grupo de médicos especialistas en estilo de vida quienes ayudaron a tratar mi condición de raíz y de manera integral. Aprendí también lo importante de tratar la mente por su íntima relación con el resto del cuerpo.

Mi salud comenzó a mejorar significativamente, pero seguía frágil. Fatiga, mala absorción y un desequilibrio hormonal eran algunos de los factores que permanecían.  Fuí diagnosticada con una condición autoinmune, algo que, según la medicina tradicional, no tiene esperanza de cura.

En este proceso conocí a un equipo de profesionales que ayudan a muchos como yo a revertir múltiples condiciones autoinmunes con éxito. Gracias a ellos aprendí que no solo basta modificar nuestro estilo de vida sino también reducir la carga tóxica de nuestro entorno, un factor comúnmente olvidado cuando se habla de salud. Entender esto me brindó las herramientas que me faltaban para mejorar de manera sostenible.

El recorrido ha sido largo, pero mi historia es prueba de que sanar es posible. No solo encontré restauración sino un nuevo propósito de vida: compartir esta esperanza con otros.

Doy gracias a mis mentores: los doctores Neil Nedley y Daniel Binus, por brindarme las herramientas que iniciaron mi proceso de sanación y por la oportunidad de trabajar juntos sirviendo a otros como yo, en este fascinante campo de la mente. Doy gracias también a Mercy Ballard y la Dra. Joyce Choe por su contribución y conocimiento en ayudar a revertir mi condición autoinmune, y a mi Creador por su inmenso amor reparador.

Este propósito me llama hoy de regreso a mi país originario, Guatemala, donde busco expandir este trabajo compartiendo la esperanza con otros por medio de la educación y en comunidad.